viernes, 19 de julio de 2019

Charla sobre Inserción Laboral para trabajadores con autismo

Aquí en Apnasurex andamos tan atareados que a veces tenemos que contar las cosas con cierto retraso, pero lo importante es contarlas, o eso digo yo para consolarme 😂😂😂 (y yo soy yo, jajaja, Ascen Núñez, secretaria y administradora desastre de este blog😊)
Entre las interesantes actividades que hemos desarrollado este año, cabe destacar una muy novedosa y, por primera vez, más enfocada al autista adulto que a nuestros niños, porque ellos crecen y, por asombroso que nos parezca, también nos está saliendo algún que otro papi autista del armario. ¿Que cómo es eso? Es fácil de entender si contamos con que, hace unas décadas, solo se diagnosticaban los casos más graves de autismo, pasando a la categoría de "raritos" todos aquellos autistas que se colaban por la criba (bueno, semejante coladero debía tener unos agujeros como pelotas de ping pong porque tenemos casos muy claros de autistas de libro entre nuestros socios, diagnosticados oficialmente o dando el perfil y sin etiqueta que colgar).
Y volviendo al tema que nos interesa, gracias a Olga Gómez Toval, que estaba impartiendo un curso de Inserción laboral para personas con discapacidad y se puso en contacto con nosotros porque estaba muy interesada en saber sobre las dificultades que puede encontrar una persona autista a la hora de buscar trabajo, tuvimos la oportunidad de informar sobre este gran desconocido que, aun a día de hoy, es el autismo.
La experiencia fue muy grata porque los alumnos estaban muy interesados y participaron activamente durante toda la charla. Por supuesto, el gran protagonista fue Juan Carlos Mato Amaya, papá de uno de nuestros peques y diagnosticado desde hace un par de años. Nadie mejor que él para transmitir, no solo las dificultades que un autista va a encontrarse durante el duro proceso de buscar empleo sino también expresar el día a día una vez incorporado al puesto: dificultad para el trabajo en equipo, lenta adaptación a los cambios de puesto de trabajo, estrés ante el trato con el público y miles de escollos más con los que una persona con autismo tiene que luchar cada día.
De nuevo tenemos que dar las gracias a Olga y a sus alumnos porque, gracias a ellos y a su interés, estamos un poquito más cerca de conseguir esa sociedad inclusiva que aún nos queda tan lejos.